La ventilación
mecánica es una estrategia terapéutica que consiste en remplazar o asistir
mecánicamente la ventilación pulmonar espontánea cuando ésta es
inexistente o ineficaz para la vida. Para llevar a cabo la ventilación mecánica
se puede recurrir o bien a una máquina (ventilador mecánico) o bien a una
persona bombeando la sangre manualmente mediante la compresión de una bolsa o
fuelle de aire. Se llama ventilación pulmonar al intercambio de gases entre los
pulmones y la atmósfera. Tiene como fin permitir la oxigenación de la sangre
(captación de oxígeno) y la eliminación de dióxido de carbono. En la
ventilación espontánea, durante la inspiración, un individuo genera presiones
intratorácicas negativas al aumentar el volumen torácico gracias a la
musculatura respiratoria (principalmente el diafragma). La presión en el
interior del tórax se hace menor que la atmosférica, generando así un gradiente
de presiones que provoca la entrada de aire a los pulmones para equilibrar esa
diferencia. La espiración (salida de aire) normalmente es un proceso pasivo.
Durante la ventilación espontánea se introduce y expulsa un volumen regular de
aire llamado volumen tidal, de aproximadamente ½ litro, a una frecuencia
respiratoria determinada (12 – 20 respiraciones por minuto).
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